Cuentos, pensamientos, reflexiones y accidentes neuronales.

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11 Años.

¡El Lobonejo Blog cumple once años!

Lobo Eleve PIn

Un 21 de diciembre de 2004, ¿se imaginan? 11 años ya de este sitio en el que sigo vertiendo, derramando, regando, hasta despilfarrando letras, alabando el todo y despotricando contra la nada. No, ni idea tenía de que el Blog (en aquel entonces, «El Blog Bipolar de Dark Söul») iba a tardar más de una década. Pero me hace muy feliz que así haya sido, y que haya sobrevivido a las Guerras Clónicas (cuando la gente copiaba entradas de blogs y hasta blogs enteros), o a la Guerra del Hipervínculo (cuando los blogs comenzaron a desaparecer de la web así, sin más, y los links quedaban vacíos y siempre te llevaban a una invitación para crear un blog o peor aún, a un aterrador 404).

Es cierto que no le he dedicado tanto tiempo al blog como en años anteriores, aunque también es cierto que había días en que ponía dos o tres entradas al día, y había meses en que el blog parecía desierto. Con eso de que siempre hay mil cosas que contar, comenzar a organizarlas todas y darles prioridades es ahorita una tarea titánica. Pero de todos modos, el tiempo avanza y conforme el planeta sigue dando vueltas alrededor del sol (este blog ya lleva once vueltas), siguen naciendo anécdotas e historias para compartir, y pensamientos y reflexiones y opiniones y demás.

Bueno.

El blog, ahora Lobonejo Blog (y quizás se me ocurra algún cambio de nombre por estos días) ha seguido por aquí, latente, y no tiene intenciones de quedarse dormido. Algo me dice (no sé por qué, pero me da mucho esa sensación) de que viene un gran año. Productivo y emocionante, y muy satisfactorio. No sé por qué. Pero algo en las entrañas no cesa de repetirlo. Y la cosa es, que no es cosa de ponerse a esperar que así sea. Leí por ahí que el destino era construir un puente de posibilidades para que lo que queremos que ocurra pueda ocurrir. Pues, a trabajar entonces, que en los pocos días que quedan de este 2015 todavía queda mucho para vivir.

 

Recuerden, como cada vez y como cada año, se quedan en su casa.

¡Bienvenidos por onceavo año consecutivo al Lobonejo Blog!

 

– Söul


La Leyenda de la Estárliga – Capítulo I

Estárliga

– CAPÍTULO I –

Un sol despunta glorioso sobre la comarca, en el país de Felderynn, y resplandece en múltiples destellos en la armadura de dos caballeros.

– ¡No es una despedida! Nos volveremos a cruzar tan pronto nuestros caminos se encuentren de nuevo – dijo alegre y optimista Valiant.
– ¿Cuándo esperas que sea eso? – inquirió el joven Ferce.
– Cuando sea tiempo, quizás; o cuando el destino decida que es el momento de encontrarnos nuevamente – dijo Valiant, con un aire de mucha sabiduría.
– ¡O sea que no sabes! –  masculló Ferce.
–  ¡Vamos! No seas tan negativo. Mi campaña no me alejará por siempre de Felderynn. Volveré antes de lo que todos esperan.
– No sé si eso sea un buen o mal augurio. Pero si has de partir, parte ahora… y te esperaremos con los brazos abiertos. ¡Pero no quedo contento, sabe eso!

Valiant sonrió amable como siempre; se ajustó la capa, dio media vuelta y, gallardamente, montó su corcel y cabalgó hasta perderse en el horizonte norte, al pie de la cordillera helada. Ya apenas se veía su silueta cuando Ferce escuchó el llanto de Myrin desde su balcón.

– Myrin, ahora tus amaneceres serán largos y fríos, pues aunque nunca cruzaste una palabra con Valiant, sé que soportabas las noches oscuras por guardar la cálida ilusión de encontrarte con Valiant cada mañana… – pensó Ferce, contemplando en silencio el balcón. Pensativo, caminó hacia el castillo y se detuvo junto al viejo fresno.

– En realidad, yo también extrañaré a Valiant – se dijo en voz baja. – Ninguna aventura será igual sin su consejo ni su valor. Felderynn se quedará aguardando por su regreso…

– ¿Ferce?

Ferce despertó de sus pensamientos al encontrarse frente a él a Lady Trayla, la hija tercera y más joven del rey Jarethor y la reina Maialden.

– Mi Lady. ¿Qué puedo hacer por usted?
– Ferce, ahórrate los formalismos, por última vez. Ya habíamos hablado…
– Lo siento, mi Lady… no me acostumbro a…
– Basta con eso. Dime… ¿ha partido ya Valiant?
– Justo acaba de partir, mi La… Trayla.
– Qué pena. Me habría gustado dedicarle una oración para una jornada segura. ¿Cuánto tiempo espera permanecer fuera?
– La gente asegura que es un día de viaje hasta la cordillera, más otro día de ascenso si el clima es el propicio. Y de cinco a seis días para lograr su búsqueda, y otros dos días de descenso y regreso.
– Es decir… ¿diez días, por lo menos?
– Es Valiant. Unos quince días, tal vez.
– ¡¿Quince?! Pero, si son cuatro días de viaje y 6 días de…
– Serán cuatro días de viaje y una tarde para encontrar lo que busca. Los otros diez días se le irán en la Feria de Laronda.
– Oh por todos los cielos. Ninguna feria es tan cautivadora y la de Laronda en particular no tarda tanto tiempo montada.
– Oh, pero si no es por la feria en sí. Cruzeth va a estar ahí, ¿sabes?
– ¡Cruzeth! Pero… su búsqueda…
– Sí; su búsqueda tiene que ver con Cruzeth y la Feria de Laronda.
– Algunas viejas rencillas no pueden ser olvidadas…
– Lo cual me recuerda… – dijo Ferce, de pronto, con un cambio de expresión.
– ¿Qué sucede?
– Myrin.

Ferce se disculpó y comenzó a subir las escaleras hacia el balcón de Myrin. Sin embargo, justo antes de tocar a su puerta, ésta se abrió súbitamente.

– Te escuché llegar – dijo Myrin, animada y sonriente. Sin embargo, Ferce notó sus ojos ligeramente enrojecidos y su voz recién repuesta después del llanto.
– Myrin…  Valiant estará aquí en dos semanas.
– ¡Ja! ¡Dos semanas! Bueno, ¿qué me cuentas con eso? Como si me importara.
– ¿No te importa?
– ¿Habría de? Es decir, no le deseo ningún mal ni nada. Tampoco lo menosprecio. Es sólo uno más de los caballeros que protegen Felderynn. Sé que mi padre le guarda respeto y es bien apreciado en el pueblo.
– Ya veo.
– ¡Pero eso no tiene nada que ver conmigo! ¿o sí? Es sólo un caballero más. No es bueno tener relaciones con esa clase de personas.
– ¿Desea entonces, lady Myrin, que me retire?
– ¿Eh? ¿Por qué ibas tú a ret… ? ¡Oh! ¡No! ¡Me disculpo! ¡No quise decir que los caballeros… ! Es decir… tú eres un caballero, pero… no es que los caballeros sean… malas personas…
– Lady Myrin, permiso para hablar libremente.
– ¡Ay, por favor! Como si necesitaras mi permiso. Sabes que aprecio tu opinión… a pesar de la tontería que acabo de insinuar… dime, realmente no medí mis palabras, ¿verdad?
– Mi lady…
– ¡Permiso concedido! Por favor, habla libremente. Y háblame de tú, por dios, que apenas tengo 21 años.
– ¿Por qué nunca  le dijiste nada a Valiant? Lo observabas a diario desde el balcón; lo seguías con la vista en los pasillos; contabas sus pasos en las alas de la catedral…
– ¿De qué hab… ?
– Te escuché incluso rezar por él anoche.
– Yo rezo por todos los caballeros que defienden a nuestro pueblo.
– ¿Y también lloras por todos los caballeros que se ausentan del mismo?

Myrin se quedó estática, viendo fijamente a Ferce. Tardó unos segundos en responder.

– Valiant es un hombre con coraje y ha defendido bien a Felderynn cuando ha habido…
– Myrin… ¿por qué nunca se lo dijiste? Sé que estás enamorada de él… ¿por qué sigues derramando tus lágrimas en silencio y en soledad, cuando podrías reir y amar sin ocultárselo a nadie? Una felicidad así, ¿acaso no la compartirías con el mundo?
– No creo que yo sea la mujer para un hombre como Valiant…
– Eso lo debería decidir Valiant, a menos que tú no quieras ser la mujer para un hombre como él.
– ¡Tú! ¡Hablas como si… como si no platicaras con la luna cuando las estrellas se borran de tus ojos!
– ¿Qué? ¿Qué quieres decir?
– ¡Lo sé todo! Las estrellas sólo se borran de tus ojos cuando tus lágrimas empañan tu vista, y entonces le cuentas tus penas a la luna… ¡esas penas en donde mencionas a L… !
– ¡Myrin! Mi amor es un amor prohibido y te pido que esas palabras no abandonen tus labios jamás. Mi honra está en juego; así que con el corazón en la mano te solicito…
– ¿Que no le diga a nadie? Si tú puedes amar en secreto, ¿por qué no yo?
– ¡Por que podrías y mereces ser feliz! ¡Por que podrías estar con Valiant en vez de dejar que tu vida transcurra en ese balcón!
– ¿Y qué hay de ti? ¿Acaso amar es deshonroso?
– No encuentro honor alguno en amar a la mujer de un hermano muerto.
– ¡¡No fuiste tú quien lo mató para quedarte con ella!!

Ferce alzó la vista con furia, y Myrin, sobresaltada, dio un paso atrás, cubriéndose la boca con una mano, como temiendo que una daga venenosa saliera de ella. Comprendió demasiado tarde el peso de sus palabras, y para cuando quiso detenerlas, éstas ya habían hecho impacto en el corazón de Ferce. Él, sin embargo, mantuvo la compostura, y sonriendo tan cortésmente como pudo, se disculpó por su arrebato.

– Lamento haber externado así mi opinión respecto a Valiant. Desde luego, eres libre de vivir tu vida como te plazca, Myrin. Me retiro ahora.
– Ferce… yo… no ha sido mi intención…

Ferce ya se dirigía a la puerta; a sus espaldas, Myrin lo veía, consternada.

– Valiant es el hombre más honorable que conozco, y sin duda…
– Ferce…
– … cuando vuelva, Valiant estaría complacido si le recibieses con algo más que sólo…
– Ferce.
– … unas frías y diplomáticas palabras de bienven…
– ¡Ferce, ya pasaron tres años!  ¡¿Vas a dejar que Trayla se consuma en su pena y en su luto sólo porque no tienes el valor para decirle lo que sientes?!

Ferce tragó saliva y el trago se le hizo amargo. Una sensación fría le recorrió la espalda.

– ¡Valiant y tú aman salvar doncellas! ¿Tan difícil es ahora que salves a mi hermana? ¿Acaso crees que sólo demonios y dragones pueden robarse a una princesa? ¿Qué hay de la tristeza, la soledad y la desesperanza? ¿Puede un valiente caballero hacerse cargo de la empresa o tendremos que preparar otro funeral para el alma y las ilusiones de Trayla, marchitas hasta el día en que el ocaso se ponga sobre ella?

Ferce no podía dar un paso más. Algo en su interior se había roto, pero sabía también que, de esa fractura, algo se estaba liberando por fin. Las palabras de Myrin, duras como una lanza abriéndose paso en su carne, eran también sabias, justas y dignas de una princesa.

– Valiant y yo nunca hemos desistido de una empresa que signifique salvar a una doncella.
– ¿… Entonces?

Ferce quería responder «lo haré», pero las palabras no salían de él. Pensaba y pensaba, las afrentas de Myrin resonaban en su mente como si aún las escuchara. Su corazón latía acelerado. De todos modos, ¿qué sabría esa niña sin experiencia sobre asuntos de honor, de hermandad, amor y sacrificio? ¿Y por qué sus palabras pesaban tanto? ¿Por qué eran tan lacerantes y frías como una espada en las costillas, y tan cómodas y cálidas como una fogata en la campiña helada?
Casi sin desearlo, musitó una frase.

– No fallaré ahora, lady Myrin.

Ferce se apresuró a salir de la habitación de Myrin, con la rapidez necesaria como para no permitirle a Myrin darse cuenta del brillo en sus ojos; un pequeño brillo que se deslizaba lentamente por su mejilla izquierda.

 

– Continuará.


25,000 thousand mil.

25000

Ahora que el Lobonejo Blog ha alcanzado (por segunda vez) las 25,000 visitas, es hora de algo así como festejar.

Digo por segunda vez porque, no sé si recuerden que hace bola de años, cuando no nos habían invitado amablemente a migrarnos hacia WordPress (cuando en ese entonces todavía existían los espacios Windows Live), todo mundo tenía sus espacios y blogs y curiosidades en esa platafora. Y un día Microsoft decidió que al diablo con todos los hipsters y zas, nos dijo «o se migran, o pierden todo). Y como ya llevaba yo muchos textos y dibujos y como 64,000 visitas o algo así, dije «no, pues me migro, igual y la nueva plataforma va a estar mejor».

Y sí, lo estuvo, pero borrón y cuenta nueva; se perdieron las visitas (que finalmente, son solo un número para la autocomplacencia) pero lo que más me dolió, fue perder las tres fabulosas listas con 100 entradas cada una. Seguro las recuerdan:

Los Vlúpers, Los Vlúpers Recharged y Los Vlúpers Unleashed.

De todos lados me llovían comentarios de gente que se ahogaba con la coca cola, que escupían el café, que se atragantaban con su pizza o que sacaban la pepsi por la nariz con el contenido de esas listas.

Y es que de ahí salieron perlas como:

«Mejor vení vos tú»

«Es que no lo alcancé a percatar»

«Sí doctor, se me subieron los tricicleros»

«Will Smith sale en una película donde la hace de negro»

«¿Vale la pena discutir por algo tan insignificable?»

«Le dolían los dedos de las manos porque tenía arterias»

«Es que cuando ves que vas viendo y lo ves»

«Ah sí, Tom Cruise en la de La Guerra de los Clones»

«Esa es la nave de Darth… Wars»

«Jar Jar, uno que tiene trompa de hocico»

«No manches, cómo me latía el esternón»

«Es que me iniciaron una campaña de desprestidigitación»

«Cristo basó su vida en solo dos preceptos: La fe, el amor y las buenas costumbres»

«A ver, pasen al cuarto número ‘A'»

«Por eso en Chiapas se hará una campaña de analfabetización»

«¡No pongan su nombre! ¡Le dije que no lo pongaran!»

Y un largo etcétera. Bueno, imagínense tres bloques así, cada uno con 100 entradas. 300 fabulosos deslices de lengua de mis allegados, cercanos y víctimas que tuvieron la desgracia de estar cerca cuando yo pasaba por ahí. Pero no se preocupen, volverán. Mis fabulosas listas de vlúpers volverán.

Ah bien, pero la entrada era más como para agradecer que aún se den su vuelta por aquí. Este sitio lleva más de 10 años soportando tormentas en el desierto, cometas, eclipses y apocalipsis zombis, y si sigue aquí es por ustedes, los lectores. Qué paciencia la de ustedes. Y se los agradezco.

:)

Va. Nos vemos en la siguiente entrada.

Auf wiedersehen mon amies.

Dark Söul


Escribo.

Escribo, porque el internet es como el universo;

es un lugar muy grande, y la mayoría de las veces, muy oscuro.

Porque está lleno de cosas, pero es un lugar también muy solitario.

Porque a pesar de los grandes espacios que tiene, a veces no tiene ni siquiera ecos.

Porque a pesar, como el universo, de sus estrellas, la luz rara vez llega a sus rincones.

Escribo porque navegar en este universo es una travesía de soledad.

Y escribo porque es bueno tener compañía

en medio de la oscuridad.

Eso, por si aún quedan navegantes cerca de mis islas.

Dark Söul